PICA MUY FUERTE
El mosquito tigre en España este año ha llegado antes, con más fuerza y con muchas ganas de picar. Te cuento todo lo que debes saber para evitar ser una de sus víctimas y descubrimos si existe riesgo de contraer enfermedades con sus picaduras.
Llega el calor, los días largos, las terrazas… y ese zumbido maldito en el oído. No, no es tu móvil vibrando. Es peor. Es el Aedes albopictus, el famoso mosquito tigre, que este año parece que ha hecho Erasmus en nuestras ciudades y no quiere volverse a casa. Así que sí: viene más pronto, con más fuerza y con más ganas de picar.
Y no, no es para asustarte. Pero tampoco vamos a hacer como que no pasa nada mientras uno de los vectores más invasivos del mundo se pasea por nuestras macetas como si fueran el Caribe.
Empecemos por lo básico. El mosquito tigre no es nuevo: llegó a Europa a través de mercancías, neumáticos usados y plantas ornamentales. Su origen está en Asia, pero como otros turistas poco discretos, se ha adaptado muy bien al Mediterráneo. Es pequeño (5 mm), negro con rayas blancas (de ahí lo de tigre) y, a diferencia del mosquito común, no necesita charcas enormes: le basta un platito con agua en tu balcón para criar a su descendencia.
Y lo más molesto: pica durante el día. Así que ya no hay paz ni a la sombra.
Aquí viene lo interesante (y lo preocupante). Diversos estudios y predicciones meteorológicas coinciden: este 2025, el mosquito tigre podría aumentar significativamente su presencia en España, y no solo en el sur o en la costa. Gracias al cambio climático, ha ampliado su territorio hacia el norte y el interior peninsular, y no tiene pinta de parar.
La primavera ha sido especialmente lluviosa en algunas zonas, seguida de temperaturas inusualmente altas. ¿Resultado? Más agua estancada y más calor: las condiciones perfectas para que estos insectos se reproduzcan como si fueran fans en un concierto de Taylor Swift.
Si has sufrido una picadura de mosquito tigre, lo sabrás. Y si no, prepárate porque esto no es la típica picadura molesta de toda la vida.
No es ese pequeño puntito que rascas y se va. Es una picadura más intensa, que suele dejar un habón rojizo, con bordes bien definidos y, en algunas personas, incluso inflamación más marcada.
Es decir, justo cuando te estás tomando el café o disfrutando de una caña en la terraza.
No son elegantes ni discretos: pueden picarte varias veces en la misma zona porque no se alimentan del todo con una sola picadura. El mosquito común suele picar y marcharse; el tigre es más insistente, como ese conocido, que no capta las indirectas.
En personas sensibles, su picadura puede causar hinchazón notable, calor en la zona y picor intenso que dura varios días.
¿La buena noticia? Aunque molesta muchísimo, la mayoría de las veces no transmite ninguna enfermedad, eso no significa que no estemos alerta, algunos virus como Zika o dengue están bajo la lupa por culpa de este mosquito.
Y si la picadura se infecta (por exceso de rascado, por ejemplo), o si has viajado recientemente a una zona con enfermedades transmitidas por mosquitos, conviene consultarlo con un profesional sanitario.
A ver, tranquilidad. No estamos hablando de un apocalipsis zombi transmitido por mosquitos. Por ahora, en España la mayoría de los casos de dengue o Zika han sido importados, es decir, personas que se infectaron en otros países donde estas enfermedades son endémicas.
Pero, ojo: si una de estas personas infectadas es picada por un mosquito tigre en nuestras ciudades… ese mosquito puede, a su vez, transmitir la enfermedad a otros. Ya ha ocurrido. En 2023, por ejemplo, se confirmaron casos autóctonos de dengue en Italia, Francia y España. Y con la expansión del mosquito, el riesgo aumenta.
Así que sí, hay que estar atentos. No alarmados, pero sí informados y, sobre todo, prevenidos.
Aquí es donde tú y yo entramos en acción. Porque no se trata solo de que las autoridades fumiguen parques: el mosquito tigre pone sus huevos en lugares tan pequeños como una tapa de botella con agua. Y ahí poco puede hacer el Ayuntamiento.
Y, por favor, si encuentras uno en casa, no lo dejes escapar como si fuera la mariposa de la paz: ¡hazle la guerra! Y si puedes, mándalo a alguna app ciudadana de seguimiento. Muchas comunidades tienen sistemas de vigilancia participativa que ayudan a mapear su presencia.
El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas están reforzando los sistemas de vigilancia vectorial. También se están promoviendo campañas de concienciación y se ha mejorado la detección precoz de casos importados de enfermedades transmitidas por estos mosquitos.
Lo que antes nos parecía exótico, ya no lo es tanto. ¿La causa de fondo? El cambio climático y la globalización. Aumento de temperaturas, mayor movilidad internacional, alteraciones en los ecosistemas… todo está cambiando. Y aunque los mosquitos no tienen pasaporte, sí que viajan muy bien.