Protección en el cielo
Observar las islas desde el cielo y vigilar la amenaza de posibles incendios, vertidos, planificar el territorio y el uso del agua, incluso, la llegada de cayucos.
Una iniciativa pionera, promovida por el Cabildo de Tenerife junto al Instituto Astrofísico de Canarias y que contempla el diseño, fabricación y puesta en órbita de una red de pequeños satélites. La misión de la constelación 'Islas Canarias' es observar a diario las islas de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro. Y lo hará en tres años, se espera que a finales de 2028 estos pequeños vigilantes espaciales estén ya tomando imágenes de gran resolución del Archipiélago en tres bandas: infrarrojo de onda corta, visible y térmico.
Con una inversión estimada de 20 millones de euros, esta constelación generará datos clave para anticiparse al cambio climático, gestionar mejor los recursos naturales y mejorar la respuesta ante emergencias como incendios, vertidos o fenómenos extremos. La presidenta del Cabildo, Rosa Dávila, habla de “hito sin precedentes que sitúa a Tenerife y a Canarias en la vanguardia del desarrollo espacial” y recordó que esta constelación “no solo representa una apuesta por la ciencia y la innovación, sino por la seguridad, la sostenibilidad y la capacidad de tomar decisiones más precisas para proteger lo que más queremos: nuestro territorio y nuestra gente”.
La "Constelación Islas Canarias" ha sido presentada en el edificio IACTEC y ha contado con la participación de figuras clave del ámbito científico y espacial como la directora de Programas e Industria de la Agencia Espacial Española, Cecilia Hernández, y la astronauta y bióloga molecular Sara García, y el director del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Valentín Martínez-Pillet, entre otros. La bióloga molecular y primera mujer astronauta española, Sara García, expresó su orgullo por formar parte de la presentación de la Constelación Islas Canarias y señaló que, aunque no es canaria, comparte plenamente el sentimiento de orgullo por un proyecto que considera ejemplar. “Es una paradoja mirar al espacio para cuidar la Tierra. Y este proyecto lo representa perfectamente”, dice Sara. “Para mí, es un ejemplo de cómo deberían impulsarse los grandes proyectos tecnológicos, aprovechando el conocimiento que nace en centros de investigación punteros como el Instituto de Astrofísica de Canarias, conectándolo con las necesidades reales de la sociedad, y con el respaldo firme de las instituciones”.
El director del IAC, Valentín Martínez-Pillet, destaca que uno de los objetivos del centro es “poner al servicio de la ciudadanía, las instituciones y el tejido productivo canario la capacidad científica y tecnológica que hemos construido durante décadas. La idea es aplicar la tecnología que ha servido a la Astrofísica para nuevos fines: agricultura, seguridad, control de incendios o el seguimiento del cambio climático”. El IAC celebra el próximo mes de julio su 40 aniversario desde la inauguración oficial y ésta es una buena manera de celebrarlo.
El consejero de Innovación del cabildo de Tenerife, Juan José Martínez, señala que “la CIC nos coloca en una posición estratégica, no solo como usuarios, sino como desarrolladores de tecnología espacial. Este proyecto contribuye a un cambio de modelo productivo, generando empleo cualificado, atrayendo inversión y apostando por el talento canario”.
Uno de los componentes clave de esta constelación será la cámara DRAGO-3, desarrollada por el IAC en colaboración con el Cabildo, y heredera de las exitosas DRAGO 1 y 2. Esta cámara será uno de los ojos de la constelación y capturará imágenes de alta precisión con aplicación directa en la gestión del territorio y la respuesta a emergencias. El Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha comenzado el desarrollo de DRAGO-3, la tercera generación de su instrumento Demonstrator for Remote Analysis of GroundObservations (DRAGO), diseñado para la observación de la Tierra desde el espacio en el espectro infrarrojo de onda corta (SWIR, en sus siglas en inglés).
Este nuevo instrumento llega tras el éxito de DRAGO-1 y DRAGO-2, que han demostrado su utilidad en aplicaciones clave como el seguimiento de erupciones volcánicas, la monitorización hídrica de regiones afectadas por el cambio climático o el control de incendios forestales. Ambos modelos precedentes han demostrado la viabilidad de la observación SWIR desde plataformas satelitales de pequeño tamaño.
DRAGO-3 representa un salto cualitativo en resolución, precisión y versatilidad, además de incorporar un diseño modular para facilitar su integración en futuras constelaciones satelitales.
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